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La Puerta


La puerta se compone de dos elementos; el marco y la hoja
El marco o cerco es un armazón que se fija sobre el telar, compuesto por dos largueros verticales y un travesaño que los une por su parte superior, cuya forma es la de una U invertida. Carece pues de extremo inferior para cerrar el cuadro. Su misión es la de recibir y fijar la hoja, así como proporcionarle los puntos de apoyo necesarios para que pueda desplazarse por giro alrededor de un eje vertical que le proporcionan los herrajes laterales de sujeción: bisagras o pernios.
Se trata de un elemento fijo empotrado en la pared que ocupa la totalidad del espesor del vano. Se sujeta a la obra de fabrica con la intervención de lañas, grapas de albañil, escarpias o similares. La llamada mocheta se refiere a un rebajo que presenta el marco en su perfil, que tiene la misión de asegurar la posición del cerco e impedir que se desplace fijando e inmovilizando la instalación.
El grosor del cerco se corresponde pues con el espesor del telar. No ocurre lo mismo con el grosor de la hoja, que es independiente de aquel. El marco cubre el telar, por lo que en cierta forma puede considerarse también como un embellecedor del vano, como un elemento de acabado que remata lateral y  perimetralmente la obra de fabrica y su guarnecido.
El pequeño huelgo que pueden ofrecer las imperfecciones de yeso o el cemento, en su plano de contacto con la superficie del marco, se disimila con un tapajuntas.
La hoja
La hoja de una puerta es el elemento móvil que encaja en el cerco al que se sujeta y cuelga por un costado con el auxilio de los citados herrajes de giro mientras que por el otro lateral puede asegurarse en posición de cierre por medio de cerradura, cerrojo, pestillo o cualquier otro mecanismo similar.
En la hoja se distinguen básicamente el llamado bastidor y el cuerpo. El bastidor integra el armazón estructurado de la hoja, a la que presta consistencia y rigidez. Está formado por dos largueros unidos entre sí mediante dos travesaños constituyendo las piezas principales ensambladas a escuadra para formar un cuadro.
Los largueros son las piezas verticales que proporcionan la altura al conjunto, situados a ambos costados y visibles a simple vista. Los travesaños igualmente destacables por sí mismos en la mayoría de las hojas de puerta, pueden considerarse como las piezas características de los costados horizontales, pero no recorren la totalidad del ancho del bastidor, ya que nacen y terminan justamente en los laterales internos de los dos largueros. Es decir el ancho del bastidor equivale a la suma del ancho del larguero izquierdo más la longitud del travesaño superior o inferior más el ancho del larguero derecho.
El bastidor puede estar dividido en diferentes recuadros por una serie de largueros y travesaños intermedios o secundarios.
El cuerpo de la hoja es aquella parte de la misma que forma la superficie entre largueros y travesaños. Según la disposición que adopte dará lugar a tres tipos diferentes de puertas:
Lisa, Moldurada o Plafonada